lunes, 28 de marzo de 2011

Desarrollo motriz en los niños.

Aprender a vestirse solos.

La teoría actual del desarrollo se basa en la verificación de que el desarrollo humano tiene lugar de forma secuencial y a un ritmo razonablemente previsible en el niño medio.También reconoce la influencia que tiene sobre el mismo la combinación de diversos factores:

-Factores biológicos, es decir, los rasgos genéticos que influyen en el control motriz y que le son propios.

-Factores ambientales, en los que se engloban diversos tipos de experiencias: lesiones o enfermedades, experiencias traumáticas, o la presencia o ausencia de oportunidades de participar en actividades motoras que les supongan un desafío.

-Factores psicológicos: los niños que demuestran curiosidad por explorar su entorno, que disfrutan con los retos y cuyo ego es lo bastante fuerte para resistir los sucesivos fracasos y seguir intentándolo, desarrollarán las habilidades motrices más fácilmente.

Cuando se produce una influencia negativa por alguno de estos factores, puede producirse un retraso en el desarrollo motriz, que probablemente deba ser tratado en un marco terapéutico. No obstante, sea este el caso o simplemente queramos reforzar las habilidades motrices de nuestro hijo, hay pequeñas acciones que podemos realizar en nuestra casa para ayudarle.

Como uno de los aspectos básicos del crecimiento consiste en ser independiente en lo relativo al cuidado personal, iniciamos esta serie con algunas sugerencias para ayudar al niño a aprender a vestirse:

  • Colocar en su habitación una cartulina con un dibujo que le indique en qué orden colocarse las prendas.
  • Proporcionarles un taburete bajo apoyado en la pared para que se vistan sentados, o indicarles que lo hagan en el suelo.
  • Prepara una caja con diferentes prendas, divertidas y de colores para que la tengan a mano y les motive a disfrazarse. Las manejarán mejor si son holgadas.
  • Organizar el armario para que la barra con su ropa y sus cajones queden a su alcance. Si no es posible, o todavía es muy pequeño para utilizar un taburete, podemos plantearnos utilizar durante un tiempo un pequeño “burro” con perchas y unos estantes para la ropa plegada con la ropa que más usa y ponerlos en el lugar donde se viste.
  • Permitirle que participe en la elección de su ropa le motivará a vestirse.
  • Elegir momentos de tranquilidad para que practique, como el fin de semana. Por la mañana, con el ajetreo de cumplir un horario quizá no sea el mejor momento.

miércoles, 7 de abril de 2010

Cuartos de bebé

Probablemente, una de las decisiones más meditadas en cuanto a decoración se refiere, es la que tomamos en relación al cuarto del bebé. Pero realmente decoramos esta habitación para nosotros, pues un bebé necesita muy poco al principio. De hecho, muchos bebés duermen al principio en la habitación de los padres. Aún así, es conveniente que tengan su propio cuarto para centralizar todas las actividades relacionadas con él: cambiarle los pañales, guardar su ropa y almacenar sus juguetes.
Así, los puntos más importantes a tener en cuenta al diseñar su habitación son: sistemas de almacenaje suficientes y adecuados a su función e interesantes vistas desde su cuna, si duerme en ella.
La cuna es el refugio del bebé, y todo lo que contiene y lo que se ve desde ella, le influye. Cada niño nace con una personalidad determinada, una tendencia a la pasividad, al nerviosismo o a la actividad, que pueden equilibrarse actuando sobre su entorno. En general, salvo en casos de niños muy pasivos, es preferible utilizar colores pálidos, profundos y apagados. Por ejemplo, mejor un vainilla que un amarillo o un granate que un rojo.
Una variedad de colores, formas y texturas interesará al bebé, especialmente los motivos abstractos o geométricos: rombos, círculos, cuadrados, rayas... A esta edad, cuanto más definida es una forma, más fácil resulta de distinguir y cuanto más acusado es el contraste entre el objeto y su fondo, mejor es su percepción.
Se pueden utilizar colores saturados para las paredes, que no necesariamente tienen que ser muy vivos, por ejemplo, el turquesa o el melocotón; blancos para crear un gran contraste con los complementos o, si preferimos un fondo suave, colores como el azul lavanda, el vainilla o el rosa pálido.
La cuna también puede acondicionarse para aportar estímulos al bebé:
  • Mantas o tejidos de diferentes texturas.
  • Objetos sonoros no eléctricos colgados de los barrotes.
  • Animales de peluche.
  • Barrotes envueltos en felpa.
  • Objetos ligeros colgados sobre la cuna o junto a ella.
  • Un reproductor de música cerca de ella.

Y no olvidemos el techo, los bebés pasan horas mirándolo. Si tienes la suerte de tener una ventana desde la que se ven árboles o una claraboya a través de la que se ven las nubes pasar, recoloca la cuna para que se vean desde ella. también se pueden colgar del techo banderines, móviles de papel, linternas chinas..., no necesariamente hay que buscar objetos específicamente diseñados para niños. Un móvil hecho en casa con pelotas de colores puede ser igual o más interesante que los comprados y, sin duda, mucho más barato.

En cuanto al almacenaje, podemos optar por un armario empotrado, bien distribuído, que se camufle con el fondo, pero si no hay espacio o no estamos seguros de qué queremos hacer en el futuro con esta habitación, lo más recomendable es una gran cómoda con muchos cajones. Podemos incluso reciclar cualquier contenedor con cajones que tengamos pintándolo y cambiándole los tiradores. Colocando sobre ella un estante y poniéndo unos pomos al costado para colgar un portapañales, puede ser utilizada como cambiador temporalmente. También habrá que preveer sitio cerca de ella para un cesto para la ropa sucia y una papelera con tapa. Es decir, como siempre que se gestionan las actividades que se realizan en un lugar, ha de primar la funcionalidad.
Para terminar, la iluminación, esa gran olvidada en los cuartos infantiles, debe ser cálida, suave e imaginativa para añadir interés y personalidad a la habitación.
A las lámparas de techo y pie (ambas con regulador de intensidad), pueden añadirse otras formas de iluminación sólo para dar encanto o para ser utilizadas sólas cuando se apagan las demás: "linternas mágicas" que llenan las paredes de color y movimiento, pantallas de lámparas perforadas, guirnaldas de lucecitas (bordeando la cuna, por ejemplo) o estrellas fosforescentes para el techo que brillen en la oscuridad.

lunes, 22 de marzo de 2010

Cómo pueden descubrir el mundo los niños

Aunque un tanto apartado del objetivo central de este blog, que es el estudio del entorno como elemento motivador o limitador en la infancia, voy a dedicar el post de hoy a reproducir un extracto del libro "Todo lo que hay que saber a los siete años" de Donata Elschenbroich. No voy a entrar aquí a hacer un resúmen del libro, cuya lectura recomiendo, sólo diré que me parece muy interesante el planteamiento de que hay muchas experiencias que difícilmente se dan en la vida de la mayoría de los niños, que los adultos estamos en condiciones de proporcionar a nuestros hijos, abriéndoles con ello nuevos horizontes y expectativas, nuevas maneras de entender el mundo. Naturalmente es una lista abierta, y además, de las más de cien entradas que figuran en el libro, sólo mencionaré unas cuantas. Me gustaría saber si os parecen tan interesantes como a mí: "Conocimientos del mundo: Qué debería conocer o haber experimentado un niño de siete años. Estímulos, experiencias, intuiciones, preguntas...
  • Haber podido preguntar cómo se forma la vida.
  • Poder realizar cuatro tareas del hogar.
  • Haber estado en una librería, en una iglesia (o mezquita, o sinagoga...), en un museo.
  • Haber cambiado o ayudado a cambiar a un bebé.
  • Haber cogido moras de un arbusto.
  • Haber oído tocar un órgano en una catedral.
  • Querer ganar y saber perder.
  • Donar al mendigo o al músico callejero.
  • Tener la experiencia de que se ponga en práctica una propuesta de mejora realizada por uno mismo.
  • Haberse metido en un arroyo.
  • Haber sembrado y cosechado.
  • Haber mediado en una pelea. Haberse mantenido al margen de una pelea.
  • Recordar una promesa cumplida.
  • Haber vivido la naturaleza como amiga y enemiga. Como necesitada de protección y como agresiva y peligrosa.
  • Haber compartido con un adulto una cuestión sin resolver."